CASINO SANTA FE
E.T.E.R.
Espacios trazados enlazando reflejos

Ubicación: Casino Santa Fe, Santa Fe, Argentina.
Proyecto: 2019.
Superficie:  10100 m²

Memoria Descriptiva:

Agua. Aire. Tierra. Fuego. Cuatro elementos de la naturaleza.
Cuatro elementos interconectados y atravesados por el Éter.
El Éter, como aquella sustancia invisible que invade la totalidad del espacio.

Del mismo modo, como si fuese una analogía, se configura esta propuesta. El proyecto plantea una serie de mejoras en cuanto a la accesibilidad y calidad de circulaciones en el interior de este importante complejo turístico. Ingresando vehicularmente desde Avenida L. Alem se podrá recorrer la totalidad de su perímetro, finalizando el recorrido en el nuevo paseo costero que bordea al río Santa Fe y se extiende hacia el norte de la ciudad a través de la costanera santafesina.

A su vez, el acceso peatonal concebido desde un gran vacío. Una plaza de acceso que conjuga la tranquilidad de la vegetación, con la vivacidad del agua; generando una apertura urbana y un punto de atracción hacia nuevos visitantes.
Espejos de agua, senderos enmarcados por chorros, aguas danzantes, juegos de luces, y shows programados. Risas de niños, gotas de agua, rostros de sorpresa y contemplación. Las hojas de los árboles movidas por el viento, el sonido de las aves cantando y, los rayos del sol invadiendo el espacio. 
Un espacio público que se extiende hacia el río, prolongándose en un paseo costero que lo recorre y comunica con el resto de la ciudad. Aprovechando las visuales de aquellos escenarios en donde el río, elemento natural por excelencia de nuestra ciudad, se presenta como protagonista.
Y así, un sinfín de eventos desplegándose en simultáneo. Un sinfín de emociones que acompañan cada movimiento.

Atravesando el aire, desde otro ángulo, por medio de una pasarela roja elevada, se genera una conexión directa con las Corporate Tower. Una intervención que no sólo vincula de un modo rápido y seguro ambos sectores; sino que otorga una experiencia sensorial a quienes la recorren.
Imponiéndose en el espacio como un tubo suspendido, su color rojo se manifiesta como aquella fuerza de atracción, de vigor y dinamismo que representa a la totalidad de esta propuesta.

Próximo a este escultórico canal rojo, se encuentra un moderno edificio de oficinas. Su estructura metálica y piel vidriada, le otorgan contundencia y pureza volumétrica. Su envolvente traslúcida posibilita la fluidez espacial, extendiendo el espacio interior hacia el ambiente externo.
En su planta baja se disponen locales comerciales con aperturas hacia el río y la plaza pública; junto a ingresos principales en relación directa con los núcleos de circulación vertical que conducen a los demás niveles. Niveles, en donde se desarrollan una serie de oficinas organizadas con espacios propicios para el trabajo colaborativo; posibilitando su adaptación para la conformación de espacios de trabajo más íntimos.
De este modo, se promueve una nueva unidad de negocios, integrada formal e ideológicamente con cada uno de los espacios que conforman este importante complejo de escala regional.

Asimismo, al descender por la rampa, el espacio se prolonga por un recorrido lineal delimitado por un plano vertical, cuasi infinito. Combinando la transparencia del vidrio y la rítmica de la estructura, con una vegetación que le aporta cierta mística. Mística derivada de su transformación constante, conforme la misma crece, muta su coloración e invade el cerramiento.

Este recorrido se abre exaltando el ingreso al gran Hotel de categoría por medio de un plano horizontal saliente, que protege a los huéspedes que arriban al complejo. Se accede a un amplio lobby, con su iluminación, texturas y colores cálidos, que otorgan un recibimiento cordial, digno de las personalidades recibidas.
El espacio fluye y se convierte en un confortable y elegante restaurante, con su jardín de invierno. Nuevamente, un plano horizontal que se extiende hacia el horizonte; esta vez, haciendo las veces de terraza-mirador. Por tanto, se conjugan los servicios y la gastronomía de excelencia, con una infinidad de postales naturales.

Finalmente, retomando con el trayecto final de ese recorrido cargado de misticismo, se arriba al acceso principal del Casino…
Luces. Lluvia de luces doradas que trasladan hacia una ilusión. Las ansias de éxito, de felicidad y exuberancia que atrapan y trasladan al interior de este imponente lugar, con sus increíbles juegos, destellos, espectáculos y sonidos.

De este modo, el proyecto abarca una intervención que cualifica no sólo el componente arquitectónico, sino también el contexto urbano; dotando de una plusvalía al complejo actual. Se generan nuevos focos de atracción, proporcionando numerosos puntos de concentración pensados para una amplia diversidad de usuarios y visitantes, considerando las distintas franjas etarias; creando nuevas situaciones que fomenten el deseo para acceder a un espacio en el cual disfrutar.